En el día a día de los negocios en Perú, los empresarios se enfrentan a múltiples obligaciones tributarias. Dos de los impuestos más importantes que toda empresa debe conocer son el Impuesto General a las Ventas (IGV) y el Impuesto a la Renta (IR). Aunque ambos son tributos fundamentales, cumplen funciones diferentes y generan dudas constantes entre empresarios, sobre todo entre quienes no están familiarizados con la jerga contable.
En este artículo te explicamos, de manera clara y sencilla, qué es el IGV, qué es el Impuesto a la Renta, cuáles son sus diferencias y por qué son tan relevantes para la gestión de tu empresa en Perú.
¿Qué es el IGV?
El Impuesto General a las Ventas (IGV) es un tributo indirecto, lo que significa que no lo paga directamente la empresa de su propio bolsillo, sino que lo traslada al consumidor final en cada operación de compra y venta de bienes o servicios.
- En Perú, la tasa general del IGV es del 18% (16% de IGV más 2% de IPM – Impuesto de Promoción Municipal).
- Cada vez que vendes un producto o servicio, debes añadir este porcentaje al precio y luego depositarlo a la SUNAT.
- También puedes usar el IGV pagado a tus proveedores (crédito fiscal) para descontarlo del IGV que cobras a tus clientes.
En pocas palabras: el IGV grava el consumo, y tu empresa actúa como un intermediario que recauda el impuesto y lo transfiere al Estado.
¿Qué es el Impuesto a la Renta?
El Impuesto a la Renta (IR), a diferencia del IGV, es un tributo directo que recae sobre las ganancias que obtiene la empresa.
- Se calcula sobre la utilidad neta (ingresos menos gastos permitidos).
- Su tasa varía según el régimen tributario en el que se encuentre tu empresa (Régimen MYPE Tributario, Régimen General, etc.).
- Para empresas en el Régimen General, la tasa es del 29.5% de la renta neta imponible.
En otras palabras, mientras el IGV se aplica sobre las ventas, el Impuesto a la Renta grava las ganancias reales de la empresa al final del periodo.
Principales diferencias entre IGV e Impuesto a la Renta
Para entenderlo aún mejor, aquí tienes una tabla comparativa simple:
| Aspecto | IGV | Impuesto a la Renta |
|---|---|---|
| Tipo de impuesto | Indirecto (se traslada al cliente) | Directo (lo paga la empresa con sus utilidades) |
| Base de cálculo | Valor de la venta de bienes o servicios | Utilidad neta (ingresos – gastos deducibles) |
| Tasa | 18% | 29.5% (en régimen general) |
| Quién lo asume | Consumidor final | La propia empresa |
| Periodicidad | Declaración mensual | Declaración anual (con pagos a cuenta mensuales) |
| Rol de la empresa | Recaudador del impuesto | Contribuyente directo |
¿Por qué son importantes para tu empresa?
Entender la diferencia entre IGV e Impuesto a la Renta no es solo una cuestión académica. En la práctica, puede marcar la diferencia entre una empresa ordenada y una con problemas tributarios.
- Evitar multas y sanciones
La SUNAT puede aplicar penalidades si no declaras o declaras mal estos impuestos. - Mejorar el flujo de caja
Confundir IGV con ingresos propios puede llevar a usar dinero que realmente pertenece al Estado. - Tomar decisiones estratégicas
Saber cuánto pagarás de Impuesto a la Renta te permite planificar reinversiones, dividendos y estrategias de financiamiento. - Generar confianza con clientes y proveedores
Una empresa que cumple correctamente con sus obligaciones tributarias proyecta formalidad y solidez.
Ejemplo práctico para entenderlo
Imagina que tu empresa vende servicios de consultoría por S/ 10,000 en un mes.
- IGV:
- Facturas a tu cliente por S/ 10,000 + 18% (S/ 1,800).
- El cliente paga S/ 11,800 en total.
- Ese S/ 1,800 de IGV no es tuyo: debes declararlo y pagarlo a la SUNAT (descontando el crédito fiscal que tengas).
- Impuesto a la Renta:
- Si tus gastos deducibles del mes fueron S/ 6,000, tu utilidad es S/ 4,000.
- El IR se calculará sobre esa utilidad, aplicando la tasa correspondiente al régimen tributario de tu empresa.
Así, ves claramente que IGV e IR son impuestos distintos, que no deben mezclarse.
Errores comunes de los empresarios con IGV e Impuesto a la Renta
- Confundir el IGV como ingreso propio: usarlo como parte del flujo de caja y luego no tener liquidez al momento de declarar.
- No sustentar gastos correctamente: lo que puede aumentar artificialmente la utilidad y, con ello, el IR a pagar.
- No separar cuentas: manejar los fondos de la empresa como si fueran personales.
- Olvidar pagos a cuenta del IR: muchos empresarios creen que solo se paga al cierre del año, cuando en realidad deben hacerse abonos mensuales.
Consejos para manejar mejor estos impuestos
- Lleva un control contable ordenado: separa ingresos, gastos y tributos.
- Trabaja con un contador especializado: así reduces errores y optimizas beneficios tributarios.
- Apóyate en software contable: que integre facturación electrónica y reportes financieros.
- Mantente actualizado: la SUNAT suele emitir cambios normativos, y no estar informado puede salir caro.
Conclusión
El IGV y el Impuesto a la Renta son dos pilares del sistema tributario peruano. Aunque suelen confundirse, uno grava el consumo y otro las utilidades. Entender esta diferencia te ayudará a llevar una gestión financiera más ordenada, evitar sanciones y tomar decisiones inteligentes para el crecimiento de tu empresa.
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